Latinoamerica-online.it |
Venezuela, guerra contrainsurgente Stella Calloni EL DERECHO UNIVERSAL A LA DEFENSA DEL GOBIERNO DE NICOLAS MADURO Cada muerte que se produzca en Venezuela por las acciones golpistas que se desarrollan en ese país debe ser acusada a la impunidad absoluta con que el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro se ha colocado a la cabeza de la guerra contrainsurgente que libra Estados Unidos contra el gobierno de Nicolás Maduro, que cuenta con la heroica resistencia de la mayoría del pueblo y las fuerzas armadas venezolanas. Almagro no sólo traiciona al pueblo de su país, a la fuerza política que posibilitó su llegada a esa Secretaría General de la OEA, imaginada como un Ministerio de colonias desde su creación en 1948 en Bogotá, sino a los pueblos de América Latina. Lo que se está aplicando en Venezuela es una Guerra Contrainsurgente, de Baja Intensidad (GBI) una guerra de Cuarta Generación (psicológica) armada por una trama mundial de periódicos del poder hegemónico que maneja el 95 por ciento de la información falsificada y depende de las orientaciones del Pentágono. En la parte militar el Comando Sur viene aplicando sus planes supuestamente de “libertad” para Venezuela... En Venezuela desde el golpe 11 de abril de 2002, cuando Estados Unidos sufrió una derrota histórica, después de que los golpistas secuestraran al entonces presidente Hugo Chávez Frías, que fue devuelto a su cargo en 48 horas por un pueblo en las calles y un fuerte sector de las Fuerzas Armadas patrióticas, el golpismo nunca se detuvo en el país. El golpe petrolero (2002- 2003), el patronal y otros causaron enormes daños, pero no detuvieron el proceso revolucionario y un proyecto por primera vez democrático y participativo. No se puede desconocer que el golpismo actual reprodujo los mismos elementos de abril de 2002 y de otros intentos que naufragaron, pero fueron varios, financiados por las Fundaciones de Estados Unidos, madres arañas de miles de ONGs, que repartieron millones de dólares para crear las nuevas oposiciones y alianzas bajo su control. Se ha imitado las llamadas revoluciones de colores (especialmente color sangre) o las primaveras árabes, que terminaron en genocidios. ¿Cómo no habría de suceder esto, si tienen todo preparado alrededor: bases de EE.UU en Colombia, en Perú, en Honduras en Panamá y otros países? En estos momentos Venezuela está bajo la Operación Freedom-2 del Comando Sur, para que el presidente Nicolás Maduro deje el gobierno, al que llegó por decisión popular, después de probar la oposición todas las alternativas del “golpe blando” y no poder avanzar. En un Documento de febrero de 2016 citado por CELAG (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica) se refiere a los Mecanismos de acción violenta entre la MUD (Movimiento de Unidad Democrática) concertada con la Asamblea Nacional, donde el llamado al referendo y a elecciones era solo una “cobertura”. Además mencionaban la insistencia para establecer “un gobierno en transición” con la OEA, ONGs, Iglesia, universidades, etc, a lo que se añade una fuerte campaña propagandística nacional e internacional en contra del gobierno de Venezuela y su supuesta “violencia”, creando la matriz para mostrar “una crisis humanitaria” y forzar la aplicación de la Carta Democrática de la OEA, como lo “convenimos con Luis Almagro”, decía la MUD en un documento citado en este caso. El presidente Nicolás Maduro resistió los golpes desde el momento en que ganó las elecciones de abril de 2013, cuando el candidato opositor Henrique Capriles Radonsky instó a sus seguidores a salir a las calles, acusando de fraude el proceso electoral. Caracas ardió en una acción que ya estaba preparada. Con extrema violencia, motorizados, que no salieron de la nada, actuaron como comandos, asesinando a militantes chavistas. Durante las elecciones hubo un ciber-ataque que afectó a instituciones del estado venezolano. No pudieron llegar más lejos, a pesar de que el pueblo venezolano estaba golpeado emocionalmente por la muerte de Hugo Chávez Frías (marzo de 2013). Desde 2013 la oposición venezolana estuvo organizada con un solo objetivo: derrocar a Maduro, dentro de un plan superior trazado en Washington cuando ya habían ingresado nuevas ONGs a Venezuela trabajando activamente para destruir al gobierno y a las bases más firmes del proceso de integración, otro de los objetivos de Estados Unidos. El guión de Washington debía ser cumplido por una oposición, cuyo mayor problema es la dispersión por ambiciones de sus líderes. LA GUERRA DE CUARTA GENERACION Más allá de ensayar en toda la región el esquema del “golpe blando” de Gene Sharp, Venezuela está sometido a una guerra contrainsurgente de Cuarta Generación (Fourth Generation Warfare - 4GW) el término usado por analistas y estrategas militares para describir la última fase de la guerra en la era de la tecnología informática y de las comunicaciones globalizadas. “La llamada Guerra de cuarta generación es una denominación dentro de la doctrina militar estadounidense que comprende a la Guerra de guerrillas, la asimétrica, la de baja intensidad, la Guerra Sucia, el Terrorismo de Estado u operaciones similares y encubiertas” definición publicaba en el 2006 en Estados Unidos: "El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación". En 1989 comenzó la formulación de la teoría de la 4GW cuando William Lind y cuatro oficiales del Ejército y del Cuerpo de Infantería de Marina de Estados Unidos, titularon un documento: “Cuidado, su cerebro está siendo bombardeado” (que se publicó simultáneamente en la edición de octubre del Military Review y la Marine Corps Gazette. Si bien en sus primeros tiempos la teoría no fue precisada ni se expresó claramente qué se entiende por 4GW, el concepto luego fue asociado a la Guerra Asimétrica y a la "Guerra Contraterrorista". El profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén Martín Van Creveld publicó en 1991, un libro titulado "La Transformación de la Guerra", sobre la de Cuarta Generación preveía entre otras cosas que “el control de la población se efectuará mediante una mezcla de propaganda y terror”. Entre los objetivos figuraba la “destrucción” de las dirigencias insumisas, mediante la guerra psicológica. “Matar” mediante la mentira, la desacreditación, la desinformación y denuncias falsas. “Desaparecer” líderes no físicamente sino moralmente. También desculturizar a los pueblos, desarticular las organizaciones populares, debilitar las bases de apoyo de los gobiernos “enemigos”, desestabilizarlos y eliminar la oposición política al proyecto de Washington. “Como en una guerra militar, un plan de guerra psicológica está destinado a aniquilar, controlar o asimilar al adversario (….) el fin no sería destruir físicamente al adversario sino la desintegración de la moral y de la vida espiritual de la nación, por voluntad de otra”. En este caso la potencia imperial regente. El objetivo estratégico es el apoderamiento y control de áreas físicas (poblaciones, territorios, etc), apoderamiento y control de la conducta social masiva. Bombardeo mediático de alta intensidad: ”los volantes, consignas, las imágenes sustituyen a las bombas, misiles y proyectiles del campo militar”.
El desarrollo
tecnológico e informático, la globalización del mensaje y las
capacidades para influir en la opinión pública mundial convertirán
a la Guerra Psicológica Mediática en el arma
estratégica dominante de la 4GW, en su variante
"contraterrorista".
Las operaciones con unidades militares son
sustituidas por operaciones con unidades mediáticas, y la acción
psicológica con el "terror" sustituye a las armas en el teatro de
la confrontación.
Las "Guerra Contraterrorista" y la "Guerra
Psicológica", conforman las dos columnas estratégicas que sostienen
a la Guerra de Cuarta Generación, con los medios de comunicación
convertidos en los nuevos ejércitos de conquista. Esto implica
grandes recursos de propaganda e infiltración psicológica.
El uso sistemático del terrorismo realizado por grupos operativos
infiltrados en la sociedad civil complementado
con Operaciones Psicológicas Mediáticas para aprovechar social,
político y militarmente el “hecho terrorista” Esto se viene aplicando en Venezuela, donde no existen las manifestaciones pacíficas por parte de la oposición, sino que están acompañadas por comandos de encapuchados, con máscaras antigases, francotiradores, bombas incendiarias, armas supuestamente caseras. El Secretario general de la OEA parece ver sólo la imagen dividida donde las acciones terroristas de los comandos opositores se repiten una y otra vez, como si fueran grupos indefensos reprimidos por la fuerza de Seguridad. Cuando Leopoldo López salió a las calles en 2014 dijo públicamente que no se iban a ir hasta no derrocar a Maduro. ¿Qué le parece al Sr. Almagro si esto mismo hubiera sucedido en Estados Unidos? A lo mejor López estaría en Guantánamo. ¿Y qué decir de Henry Ramos Allup, cuando la oposición ganó las elecciones legislativas en 2015 y en su primer discurso anunciaba que en seis meses Maduro estaría fuera del gobierno? Al parecer el gobierno de Maduro debíera permitir, sin accionar, que maten, quemen instituciones estatales, universidades y otros como en el golpe llamado “La Salida”, que encabezó López y que dejó casi medio centenar de muertos y unos mil heridos. Recientemente el ejemplo perverso de lo actuado por un grupo de estos terroristas mantuvo en vilo a una maternidad, durante horas: ¿no es un acto de terrorismo? Las imágenes que se transmiten están destinadas a actuar psicológicamente sobre el espectador, que sólo ve un aspecto de los hechos. Nunca mejor aplicado a ésto que el término terrorismo mediático. Recientemente el ministro de Defensa venezolano, general Vladimir Padrino López, en referencia a la “guerra no convencional” que está aplicando Estados Unidos en su país sostuvo que el Comando Sur ha sido un factor activo en la ‘observación’ de Venezuela, cuyo Comandante presenta informes regulares al Senado, el último de los cuales es del almirante Kurt Tidd ante la comisión de servicios armados del Senado. De este informe citó el general venezolano el texto que dice “que con los factores políticos de la MUD hemos venido acordando una agenda común, que incluye un escenario abrupto que puede combinar acciones callejeras y el empleo dosificado de la violencia armada bajo un enfoque de cerco y asfixia. También hemos acordado, con los socios más cercanos de la MUD, utilizar la Asamblea Nacional como tenaza para obstruir la gobernanza, convocar eventos y movilizaciones, interpelar a gobernantes, negar créditos, derogar leyes. Si bien en la situación militar no podemos actuar ahora abiertamente, con las fuerzas especiales aquí presentes (en el Comando Sur), hay que concretar la ya anteriormente planificada para la fase 2 (tenazas) de la operación…” Esto es lo que informa Kurt Tidd y como explica el ministro de Defensa: aparecen referencias a entrenamientos con la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo, etc,) y “a Leticia (una base) en Colombia, todo ello como lugar de Operaciones Avanzadas (FOL) con proyecciones sobre la región central de Venezuela donde se concentra el poder político-militar, para luego enumerar los activos militares dispuestos para la operación”. “Sólo así, con esa articulación que existe dentro del desarrollo de la guerra no convencional, entre la oposición venezolana y factores políticos y militares de EEUU, como es el Comando Sur, se puede entender el indefinido desarrollo de esas acciones vandálicas y armada”, y la confianza en que es “ahora o nunca”, señaló Padrino. Esto lo dijo muy claro el opositor Rubén Rivero Capriles, responsable de Voluntad Popular (Palo Verde): “Aquí no habrá Constituyente sino que seguiremos en la calle hasta sacar al comunismo con la ayuda de (Mauricio) Macri, (Michel) Temer y el resto de nuestros hermanos americanos. Y estaremos pendientes de denunciar a cualquiera que parezca chavista por complicidad a la violación de derechos humanos”. Ese “ahora o nunca” debe ser interpretado como una señal muy clara de pasar a otra fase de la ofensiva, más aún al registrarse en las últimas horas llamados a los militares venezolanos a dar un golpe, intentando dividir fuerzas, lo que desnuda la verdadera posición antidemocrática de los opositores que nunca aceptaron el diálogo, y que después de pedir en sus discursos una Constituyente, cuando el presidente Maduro llama a realizarla con la participación activa de todos los sectores, la rechazan. Si falta tan poco tiempo para el proceso electoral ¿por qué no trabajan en una campaña política y van a elecciones como corresponde? Esa es la única salida democrática. Llamar a un golpe militar o a una invasión de Estados Unidos con mercenarios y tropas especiales estacionadas en Colombia, nos obliga a todos a actuar en la mayor ofensiva de solidaridad, porque en Venezuela se juega la suerte de un pueblo que no ha bajado la guardia y el destino y futuro de Nuestra América.
|
Latinoamerica-online.it a cura di Nicoletta Manuzzato |